Yandel cambia el reguetón por el romance en “Meditar”

Yandel cambia el reguetón por el romance en “Meditar”

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El artista puertorriqueño Yandel ha dado un giro de 180 grados con “Meditar”, una canción de amor que, sin llegar al pop, recoge lo más romántico y lento de los subgéneros urbanos, combinándolos con efectos que recuerdan los sonidos de las campanas de meditación.

“Sentí la necesidad de hacer música que representara el momento en el que estoy ahora en mi vida y que pusiera a la gente en un estado en el que pudiera disfrutar el amor para toda la vida, que se la pudiera dedicar a su pareja, a su familia”, dijo Yandel en una entrevista con Efe desde sus estudios en la ciudad de Orlando (Florida), donde vive desde hace nueve años.

“Meditar” es el primer sencillo de su próximo disco, que “seguirá ofreciendo cosas inesperadas”, prometió el artista.

Yandel ha pasado la pandemia con su esposa e hijos y, aunque le da a veces “pena” contar su experiencia porque ha sido “demasiado positiva y sé que hay mucha gente que la ha y la está pasando muy mal”, reconoce que el año de la covid-19 le ha caído “de lo mejor”.

Durante los meses de confinamiento de 2020, tanto él como su compañero Juan Moreira, con quien confirma el dúo Wisin y Yandel, decidieron congelar el disco que ya tenían listo para salir al mercado, “pues el proyecto era que saliera como parte de una gira y es algo que no se podía hacer y aún no se puede hacer ahora”, explicó el artista.

TIEMPO PARA EXPERIMENTAR

Eso le dio espacio para sacar “Quién contra mí 2”, la segunda parte del disco con el mismo nombre que había sacado 17 años antes.

También para encontrar el espacio artístico para “crear otro tipo de música y experimentar un poco”.

Así nació “Meditar”, que además es una práctica que le acompaña desde hace años, en un estilo muy personal que fusiona con la oración.

“Para mí es muy importante y es algo que aprendí de mi papá que la mente te puede enfermar”, destacó.

Acompañó la canción con un video filmado en las montañas del estado de Carolina del Norte, donde pasó sus vacaciones de invierno. “Todo allí era tan pacífico, tan bello, que sentí que era el lugar perfecto para hacer la parte visual de ‘Meditar'”, señaló.

Las imágenes, sencillas y que enseñan a un Yandel en solitario rodeado en algunos casos de nieve, son un interesante contraste con las altas temperaturas físicas y visuales que suelen acompañar a los videos del reguetón, el género que lo convirtió en una “leyenda”, como el mismo se identifica.

UN DISCO ECLÉCTICO

El proceso artístico de Yandel no es único. Otros artistas han abrazado la aventura de hacer música totalmente diferente a lo que sus fans están acostumbrados. Sin embargo, es uno de los experimentos más valientes.

“Meditar” muestra la disciplina de un artista que se negó a caer en el lugar común del “reguepop” para abrazar su lado más romántico.

“Por momentos le puse sonidos del pop, pero quise mantener la limpieza de la voz y no congestionar la canción”, explicó. Es algo que sabe que es un lujo, pero está convencido de que “en estos momentos la gente está en condiciones de sentarse a escuchar”.

El resto del disco, para el que aún no tiene fecha de entrega al público, será un viaje musical “como lo es la vida”. Yandel quiere que los que escuchen sus canciones tengan compañía para todo tipo de situaciones y estados de ánimo.

“Habrá reguetón y perreo, pero también música para otros momentos”, aseguró.

UN OASIS EN LA TIERRA DE MICKEY MOUSE

Yandel cada vez está más convencido de que escogió el mejor lugar para asentar a su familia en Orlando, ciudad conocida por acoger numerosos parques temáticos, especialmente los de Disney. También ha creado una empresa centrada en torno a la música, que es su “oasis”.

“Tengo una casa donde creamos cinco estudios de grabación. Cada uno tiene su identidad y capacidad para hacer todo tipo de cosas, ya sea mi música (allí ha grabado casi todas sus producciones recientes) o la de otros artistas que vienen”, detalló con una expresión que fusionaba el orgullo con la felicidad.

Sin embargo, reconoció que no puede vivir sin ir regularmente a Puerto Rico, pues, “después de un tiempo, uno tiene que oír el coquí, ver a la familia. Sin eso no se puede estar bien”.